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Películas que te quitarán las ganas de probar las drogas


¿Echas de menos esos anuncios antidroga que tanto se prodigaban en TV hace unos años? Pues revisa cualquiera de estos filmes, que además son mucho más eficaces. ¿Cual es el mejor ejemplo ?


Trainspotting (Danny Boyle, 1996)

Hay donde elegir, empezando por la inmersión a pulmón libre en "el peor retrete de Escocia" y terminando ese dantesco mono sufrido por Renton (McGregor) en casa de sus padres. Ahora bien, que levante la mano quien no sintió una punzada en el estómago con la muerte del bebé...

2. Réquiem por un sueño (Darren Aronofsky, 2000)

Toda la película cuadra como un anuncio gigante de "dí 'no' a las drogas", pero el festival de degradación (mental y física, con gangrena incluída) que supone el último tramo de la historia se lleva la palma. Todo ello, para mayor abundamiento, al son de los violines de Clint Mansell.

3. Diario de un rebelde (Scott Kalvert, 1995)

'Leo' se presenta en casa de su madre (Lorraine Bracco) llevando a cuestas un síndrome de abstinencia del tamaño de King Kong. Asustada por el encanallado semblante de su hijo, necesitado a todas luces de dinero para una dosis, la buena señora acaba llamando a la policía para que se lo lleven.

4. El pico 2 (Eloy de la Iglesia, 1984)
De La Iglesia, que de adicciónes sabía lo suyo, nos ofrece un viaje tan inolvidable como dantesco por las peripecias carcelarias del protagonista. Aparte de la sodomía forzada y de las peleas a navajazos, destacamos un intento de fuga mediante automutilación, que acaba con la imagen de un travesti desangrado en un jergón del talego de Carabanchel.

5. El hombre del brazo de oro (Otto Preminger, 1955)

Encerrado en casa con el propósito de quitarse del vicio, Sinatra interpreta un feroz mono de narcóticos con precisión escalofriante. Si le echas un vistazo a la escena, contenida en el vídeo de arriba, entenderás por qué 'La Voz' fue nominado al Oscar al actor principal gracias a esta película.

6. El almuerzo desnudo (David Cronenberg, 1991)

En pleno cebollón, el protagonista contempla cómo su máquina de escribir se convierte en un insecto gigante que habla por el ano y emite gemidos orgásmicos cuando se pulsan sus teclas. Se nos ocurren metáforas más sutiles del acto de escribir, la verdad.

7. Drugstore Cowboy (Gus Van Sant, 1989)

Tan paranoico, de hecho, que cuando el personaje de Heather Graham la espicha de sobredosis a nuestro antihéroe le importa un pimiento la defunción. Tan sólo reacciona cuando descubre que la difunta escondía su propio alijo de drogas a espaldas de sus compañeros, y que (para colmo) se había dejado un sombrero encima de la cama. Algo que en EE UU se considera de mal agüero.

8. Inseparables (David Cronenberg, 1988)

Los últimos veinte minutos de la película, con los protagonistas encerrados en su apartamento, chutándose morfina sin parar y víctimas del síndrome de Diógenes, nos cuadran para este apartado. Ahora bien, lo que bate todos los récords de la dentera son dos escenas de cirugía: la primera (vídeo de arriba) tiene lugar en un quirófano, y la segunda en el piso de marras, pero ambas cuentan con instrumentos algo peculiares.

9. Días sin huella (Billy Wilder, 1945)

Tras gastarse hasta su último céntimo de bar en bar, Milland toma la decisión de empeñar su máquina de escribir. Pero se lleva un chasco, porque es Yom Kippur y las tiendas de los prestamistas están todas cerradas. "Por cortesía con los bares, también cerramos el día de San Patricio", dice el propietario de una, y de este modo el judío Wilder demuestra que puede ser tan ofensivo hacia sus correligionarios como hacia los irlandeses, si le apetece.

10. Más poderoso que la vida (Nicholas Ray, 1956)

Víctima de un brote de paranoia, el protagonista cree que su obligación es matar a su hijo, y cita la historia bíblica del sacrificio de Isaac para justificarse. Cuando su esposa le recuerda que Dios eximió el patriarca de degollar a su vástago, Mason responde: "¡Se equivocaba!".

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