"Blancanieves" de Pablo Berger, gran triunfadora de los Goya 2013
Blancanieves ha hecho lo
imposible. La cinta de Pablo Berger se impuso en los Goya 2013 al 'tsunami
Bayona' en una disputa que poco a poco se vio que tenía un claro dueño. Era el
esperado duelo de la velada y el toque seductor y original de la primera cinta
se impuso a la comercialidad y popularidad de la segunda, que se queda con el
consuelo de haber arrasado en la taquilla. Ocurrió en una gala en la que los
Goya recuperaron el toque reivindicativo y político. Si hace una década se
coreó el "No a la guerra", el "No a los recortes" fue la
contundente y constante banda sonora del cine español en su fiesta de este año.
Para el recuerdo, el duro discurso del presidente de la Academia, Enrique
González Macho, así como las palabras de Maribel Verdú, Candela Peña y Javier
Bardem.
Bayona y Berger. Berger y
Bayona. Finalmente fue el director vasco quien firmó unos Goya 2013 para
guardar en su vídeoteca particular. Aunque con cierto sabor amargo, ya iremos
con ello luego. Hasta 10 'cabezones' se llevó su Blancanieves de 18 nominaciones.
Pudo soportar así la espectacularidad de Lo imposible que, más vista entre el
público, contaba con ese apoyo popular que a veces influye en la entrega de
este tipo de premios. Era difícil el reto de Blancanieves pese a contar con más
candidaturas, pero la peculiar película de Berger, también apuesta española
para los Oscar —aunque se quedó en el camino—, se llevó casi todo.
Una pena que Blancanieves
llegase después de la oscarizada The Artist, y eso que el proyecto de Berger se
gestó desde hace una década. Incluso le ha perjudicado a la hora de llegar a
los premios de Hollywood. Sin embargo, no quita que Berger haya hecho una gran
película muda en blanco y negro. Inesperada y sorprendente en nuestro cine.
Cuento apasionado y ambientado en la Sevilla de los años 20 que, partiendo de
la base del texto de los hermanos Grimm, muestra una realidad cruel de aquella
España lejana no tan de cuento. Genial. El tirón de los Goya puede darle una
segunda oportunidad en taquilla. Muy recomendable para aquellos despistados que
no han ido a verla.
Berger es el cuerpo y alma de
esta película. De los diez premios de la cinta, tres irán para su estantería:
mejor película, guión original y canción. Merecido, sin duda. Solo se quedó con
un sabor amargo: se dejó por el camino el Goya a la mejor dirección. Este fue
para Juan Antonio Bayona, en un premio que sonó a consuelo para el director
catalán, pues Lo imposible cerró la noche con 'solo' 5 Goyas —excepto el suyo,
todos técnicos—. "El cine español necesita películas grandes, medianas y
pequeñas", dijo. Su filme entra dentro de las primeras y su principal
premio ha sido llegar a esos 6 millones de espectadores que fueron a ver a las
salas su sensacional historia. Ha sido la segunda cinta con más éxito en España
tras Avatar. Superó, incluso, la taquilla de Titanic. Impensable. Histórico.
Dedicó este Goya a toda esa
gente que ha perdido sus casas, sus ilusiones y sus esperanzas Naomi Watts no
rompió el gafe de los intérpretes extranjeros en los Goya. Nominada en los
Oscar, la australiana —ausente en la gala, una pena— vio desde la distancia
como el Goya a la mejor actriz fue para una exultante 'madrastra' Maribel
Verdú. "Gracias de corazón por confiar en mí y darme este regalo. Gracias
a todos por dejarme ser tan mala en Blancanieves", dijo refiriéndose a
Pablo Berger. Y su mensaje reivindicativo no faltó: "Dedicó este Goya a
toda esa gente que ha perdido sus casas, sus ilusiones, sus esperanzas, su
futuro e incluso sus vidas por culpa de un sistema quebrado, injusto, obsoleto
que permite robar a los pobres para dárselo a los ricos". Ahí queda. Más
contenida, por inexperta, fue la emocionadísima 'Blancanieves' Macarena García,
mejor actriz revelación: "Fue un gustazo trabajar en esta película",
comentó.
Grupo 7, de Alberto Rodríguez
Librero, y El artista y la modelo, de Fernando Trueba, eran las otras películas
que partían con opciones en los galardones principales. Se quedaron como
invitadas de excepción ante el 'barrido' de premios hecho por Bayona y Berger.
Del pastel solo Grupo 7, tenía 16 nominaciones, se llevó dos pedazos: los Goyas
al mejor actor de reparto para Julián Villagrán y el de mejor intérprete
revelación para Joaquín Nuñez. Trueba, que cuenta cada vez con menos peso en la
Academia, se fue de vacío pese a las 13 nominaciones de su película. Mejor
recuerdo de la gala se lleva la animada Las aventuras de Tadeo Jones. Hasta
tres Goyas para otra película que reventó la taquilla. Otra triunfadora.
José Sacristán y los
discursos-protesta
El histórico José Sacristán
por fin se llevó el Goya al mejor actor. Y en su primera, tardía, nominación.
Deuda saldada por parte de la Academia por su papel en El muerto y ser feliz.
"Se hizo rogar, don Francisco (Goya). Hay que pelear mucho por hacer
películas libres, valientes y amenazadas. Me siento orgulloso", dijo
Sacristán. Sonó en el fondo a Goya de Honor, como el recibido esta noche, con
musical incluido, por Concha Velasco. Ambos son historia viva de nuestro cine.
Igual de histórico es Javier
Bardem. Con menos protagonismo que otros años, contaba con la nominación por
ser el productor del documental Hijos de las nubes, la última colonia y se
llevó otro Goya, el sexto en sus vitrinas. Se esperaba otro discurso duro y no
decepcionó: "En el Sáhara no se puede recortar la salud, ni la educación,
ni echar a la gente de las casas... Es importante que esto deje de pasar aquí y
evitar que pase allí. Sáhara libre".
Os pido trabajo. Tengo un niño
que alimentar Otras palabras duras fueron las de Candela Peña, sorprendente
Goya a la mejor actriz de reparto por Una pistola en cada mano. "En estos
tres años ha nacido un hijo de mis entrañas y no sé qué educación pública le
espera. En estos tres años he visto gente sin trabajo que se mata por no tener
casas. Esta alegría no me la amarga nadie y os pido trabajo. Tengo un niño que
alimentar", dijo.
El presidente de la Academia,
Enrique González Macho, también cargó casi contra todo. Contra la subida del
IVA. Contra la piratería. Contra los recortes en RTVE. "El cine español no
es ni de 'los de la ceja', ni de 'los de la barba', ni de 'los del bigote' ni
de nadie. El cine nos pertenece a todos. Es un derecho de los ciudadanos",
concluyó. El ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, miraba hacia
abajo mientras le caía el chaparrón. Si en una noche como esta se tiende a
soñar, desde luego los Goya han vuelto a convertirse en una pesadilla para el
actual Gobierno.
La espina (quitada) de Eva
Hache
Respecto a la gala en sí, Eva
Hache tuvo su reválida en estos Goya. Después de no despuntar del todo en su
estreno el año pasado, en esta ocasión se quitó la espina clavada con su humor
ácido y lleno de pullas. Entretuvo e hizo reír, sin cansar, y quizá solo sus
apariciones 'a lo Billy Cristal' en fragmentos de las películas nominadas no
terminaron de hacer gracia. Casi nadie se escapó de sus críticas: el rey, el
príncipe, Urdangarin, Wert, Rajoy... Se la vio más atrevida y le vino bien.
"Aquí no dimite ni el papa... bueno, este sí", llegó a bromear la
presentadora. Sin embargo, en una gala larga de más de tres horas, los chicos
de Muchachada Nui hicieron más gracia que Eva Hache en los cinco minutos que
estuvieron en el escenario. Da que pensar...
Y dejo para el final la
anécdota desafortunada de la noche. La protagonizaron Adriana Ugarte y Carlos
Santos, quienes en la presentación del Goya a la mejor canción se equivocaron y
dijeron por error otro ganador cuando el premio era en realidad para Pablo
Berger y Juan Gómez 'Chicuelo' (Blancanieves).
"Momentazo ¿no?", llegó a bromear Santos. Puede... pero las
críticas a ambos por un error tan colosal no se las quita nadie...
Texto: 20M
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